Realmente, y salvo en la Prehistoria,
no se pinta de manera directa sobre la pared, sino sobre una fina capa
intermedia. La principal técnica empleada a lo largo de los siglos para
la pintura mural es el fresco. La superficie a pintar se prepara con varias capas de revoco: primero un enlucido basto, el arriccio, y luego una capa más delgada de arena fina y cal, que recibe el nombre de intonaco. Sobre la pared todavía húmeda se aplica entonces el pigmento disuelto en agua de cal.
Los murales pueden elaborarse con distintos métodos, como por ejemplo los métodos denominados al fresco, en el cual la pintura se coloca en el repello de la pared todavía fresca, o al seco en el cual la pintura se coloca sobre una pared ya seca. En época romana se utilizó el procedimiento de la encaustica en una variante en la que los colores a la cera eran aplicados en frío.Igualmente, es posible pintar al temple
sobre muros y paredes. En este caso hay que esperar a que el revoque
esté seco. A principios del siglo veinte toma relevancia el acrílico
como material de primer orden, utilizado entre otros por los mexicanos
Rivera y Orozco.
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